La evangelización americana en general tuvo como objetivo convertir a los indios a la fe católica, toda vez que se consideraba indispensable para la salvación de las almas. Los jesuitas, en su papel de evangelizadores de las remotas regiones fronterizas de la Nueva España –California y la Pimería en Sonora y las misiones del Paraguay en el sur del continente- sentían que el apoyo divino se hacía evidente en la medida en que sus reducciones tenían éxito. No importaban los padecimientos, las fatigas o los peligros a los que debían enfrentarse, partir a las misiones de indias significaba la forma ideal de mostrar su fe. Esto justificaba además su presencia en aquellas lejanas tierras. Más allá de esconder sus fines de dominación de recursos esta visión providencialista de la misión justificó el proyecto de una nueva organización social capitaneada por la orden, que era el sueño de las otras órdenes: formar en un punto alejado de la sociedad un mundo nuevo, en el cual instaurar los preceptos y prácticas de la primitiva religión cristiana.
La prosperidad de las misiones era garantía del apoyo divino en esta empresa, por lo que la instauración de la ciudad de Dios en la tierra no era sino una prueba más. En el caso de California, el hecho de triunfar donde otros habían fracasado, era una prueba más que fehaciente del apoyo divino. Los indígenas, sometidos a la do minación del demonio debían ser protegidos, de ahí la importancia de mantenerlos aislados de la corrupción proveniente del exterior.
Los californios, al ver invadidos sus territorios y a sí mismos obligados a adoptar pautas de comportamiento distintas a las que le eran habituales, respondieron al llamado de la supervivencia y trataron de resistir los intentos de los extranjeros, siendo la resistencia bélica la forma más socorrida. Los enfrentamientos armados ocurrieron desde los primeros días de presencia jesuita en la península, como lo relató Salvatierra:
[…] después de haber puesto el pie de paz entre estos bárbaros; después, entrando en ellos la codicia de nuestros bastimentos, trataron de acabar con nuestras vidas y destruirnos. Fuimos asaltados en un tiempo de cuatro naciones por cuatro lados de nuestra trinchera, y peleando desde mediodía hasta ponerse el sol, finalmente, con el favor de María, quedaron vencedores estos pobres conquistadores.
Estos ataques, y otros que se sucedieron hasta la rebelión de 1734, más que meros enfrentamientos por los víveres de los extranjeros muestran ser intentos por expulsar al enemigo de su territorio, y conservar sus modos de vida tradicionales. Otras formas de resistencia se hicieron manifiestas por parte principalmente de los ancianos y “hechiceros”, que resistieron, más que los jóvenes o niños la injerencia misional. La dominación de los grupos seminómadas del noroeste mexicano se vio permeado por las características de su modo de vida: eran evasivos y difíciles de someter a un sistema que les imponía permanecer en el mismo sitio. Como arma, el miedo resultó ser efectivo, por lo que no perdían oportunidad de mostrar el poderío de las armas de fuego y hacer alusiones a los horrores del infierno u otros castigos. Lamentablemente, las fuentes documentales sólo permiten un acercamiento parcial a los procesos de recepción por parte de los indios, toda vez que no poseemos testimonios directos.
Más tarde, sus esfuerzos por ser tomados en cuenta en la vida cotidiana de las misiones, que paulatinamente se habían extendido por la península, producían mayores conflictos, toda vez que, aunque no se les permitía seguir reproduciendo su vida y creencias anteriores, tampoco podían integrarse a las nuevas poblaciones.
Reflexiones finales
El proceso de conquista de la península de California, como en otros sitios del Nuevo Mundo generó una serie de conflictos y sinsabores entre las partes implicadas, toda vez que en el estira y afloja se vieron implicados sus referentes culturales e identitarios, siendo los subordinados los principales afectados. El conflicto generado en California terminó por extinguir totalmente a la población indígena, que paulatinamente perdió aquellas características que le otorgaron originalidad. La creación de la ciudad divina se vio frustrada al hacerse manifiesto de que ese reino perfecto imaginado por los primeros misioneros no era tal.
Notas:
El virreinato de la Nueva España, el de mayor extensión de los territorios españoles de Ultramar, estaba conformado por las provincias de México, Yucatán, Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nuevo Reino de León y Nueva Extremadura, que comprendía los territorios más septentrionales del virreinato, entre ellos California. Esta división se mantuvo hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando las Reformas Borbónicas modificaron sustancialmente la demarcación territorial, quedando California bajo supervisión directa del virrey, aunque esto no modificó prácticamente en nada el estado de casi total marginación que siempre caracterizó a la península, mismo que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX.
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
¿Quien era Nicolás Tamaral se preguntará ( o no )
? Nació en Sevilla, tal dia como hoy , el 24 de febrero de 1687 .Entró
a la Compañía de Jesús el 23 de octubre de 1704 en Sevilla
y en 1716 hizo su tercera probación en Puebla de los Ángeles.
En marzo de 1717 llegó a Loreto y fue destinado al establecimiento
de La Purísima Concepción de Cadegomó, en 1718, donde
sirvió hasta 1730, cuando fue destinado a la fundación de San
José del Cabo .-
La Misión de San José del Cabo Añuití fue la más sureña de las misiones jesuíticas que se establecieron durante el período colonial de la historia de Méjico en el territorio de la Vieja California - correspondiente al actual estado de Baja California Sur -. La misión estaba dedicada a San José, y se construyó en el sitio que los pericúes llamaban Añuití. Se edificó la iglesia y casa, consagro en dos poblaciones diversas tribus de salvajes sacadas de los bosques, y se dedicó con tanto celo a su conversión e instrucción, que en el primer año bautizó entre párvulos y adultos 1036, lo cual es tanto más admirable cuanto menos dispuesto estaban aquellos salvajes a abrazar el cristianismo. En la actualidad, forma parte de la localidad de San José del Cabo (Baja California Sur).-
La misión fue dotada su construcción por el marqués de Villapuente de la Peña (nacido en 1670 Muriedas, Santander, y muerto en el Colegio Imperial de los Jesuitas, 1739 Madrid,), fue construida por el padre misionero Nicolás Tamaral y el visitador José de Echeverría (1730). Inicialmente la misión se construyó con frágiles materiales cerca de la playa para posteriormente cambiar la ubicación a un sitio más alejado de la costa a 8 km .-
En 1734 los indios pericúes Boton y Chicori, alborotaban al pueblo secreta y sigilosamente. El objetivo de esta conspiración, era matar a los misioneros, destruir todo rasgo o indicio de la religión cristiana que apenas hace unos diez años la habían abrazado y volver a vivir como antes.-
Así las cosas, un grupo importante de indígenas se reúnen el 2 de octubre de 1734 y se trasladan a la misión de Santiago donde asesinan a flechazos, pedradas y garrotazos al sacerdote jesuita Lorenzo Carranco. Fue este un asesinato cruel, realizado con mucho odio y rencor a tal grado que un niño californio que ayudaba al padre en la misión lloraba en el lugar de los hechos, pero fue tomado de sus pies y estrellado contra las paredes la misión hasta causarle la muerte.-
Un día después el grupo de pericúes se trasladó
a la misión de San José del Cabo Añuití, donde
acaba de oficiar la santa misa el padre Nicolás Tamaral. El sacerdote
ya se encontraba en la casa de descanso a un costado de la misión
hasta donde entran los rebelados, lo derriban y lo arrastran hacia afuera.
Ahí el misionero fue atacado con flechas y ya moribundo uno de los
alzados lo apuñala “con un cuchillo largo”, que el mismo sacerdote
le habia regalado Con Nicolás Tamaral fue destruida también
la misión de San José del Cabo Añuití que quedó
en el abandono y los dos jesuitas se conviriteorn en los protomártires
del cristianismo en Las Californias y son un triste recuerdo en la difícil
evangelización de esta tierra .-
Como en la película treinta y cuatro años después, en 1768, la Corona de España expulsó a los jesuitas de Baja California .-
Nicolás Tamaral, no tiene ni una triste calle, ni un triste azulejo en Sevilla donde nació y donde se hizo jesuita , posiblemente porque no se parecia a Jeremy Irons o porque no era como una digamos actriz mas concoida por ser una casi profesional de las manifestaciones y protestas .-
DESCUBREN LOS RESTOS DEL MISIONERO
NICOLAS TAMARAL.
Una visita poco común
recibió el obispo de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz,
en agosto de 2007:
- Padre, hemos descubierto los restos del misionero Nicolás Tamaral, están sepultados en San José Viejo junto con sus objetos personales.
El obispo guardó silencio ante tan sorpresiva aseveración y puso atención a su interlocutor, quien narró paso a paso la forma en que ha sido descubierto el sitio original de la misión de San José del Cabo Añuití tan llena de historia. Además en dos excavaciones, fueron hallados los efectos personales del sacerdote jesuita que habia sido asesinado doscientos setenta y tres años antes , suceso que causó en esa época un gran impacto por la importancia de la obra de evangelizadora que emprendió la Compañia de Jesús en la antigua California.-
- Padre, hemos descubierto los restos del misionero Nicolás Tamaral, están sepultados en San José Viejo junto con sus objetos personales.
El obispo guardó silencio ante tan sorpresiva aseveración y puso atención a su interlocutor, quien narró paso a paso la forma en que ha sido descubierto el sitio original de la misión de San José del Cabo Añuití tan llena de historia. Además en dos excavaciones, fueron hallados los efectos personales del sacerdote jesuita que habia sido asesinado doscientos setenta y tres años antes , suceso que causó en esa época un gran impacto por la importancia de la obra de evangelizadora que emprendió la Compañia de Jesús en la antigua California.-
ARTESANIAS LITICAS DE SUDCALIFORNIA
ARTESANO CASIMIRO GARDEA OROZCO
La cultura de los pueblos que habitaron la península siempre ha causado un gran interés para los antropólogos y arqueólogos, también ha despertado el interés de la sociedad que busca conocer y comprender el cómo vivían y concebían su espacio geográfico.
Gracias a los escritos de los misioneros Jesuitas y Dominicos
principalmente, nos ha llegado información acerca de su modo de vestir,
alimentación y algunas de sus costumbres, aunque hay que señalar siempre
con el sesgo característico de una cultura totalmente diferente. Fue en
los últimos dos siglos (1800-2000) principalmente, cuando los
investigaciones y reflexiones acerca de las culturas indígenas que
habitaron la península dieron como resultado un mayor interés de la
población por conocer y comprender de una manera más objetiva, estas
culturas que lograron con el paso de los siglos adaptarse a un medio
hostil.
Esta fascinación despertada ante el hallazgo de algunas puntas de
flecha en 1977 en sus paseos por las cercanías de la ciudad de La Paz,
especialmente durante sus caminatas por la playa El Conchalito, hace ya
más de 35 años motivo en Casimiro Gardea Orozco, nacido en la Cd. de
Chihuahua, Chih. Y avecindado en esta ciudad desde 1975, siendo
sobreviviente del Ciclón Liza en 1976, por esta causa estando el
internado en La ciudad de Los Niños y Niñas de La Paz y siendo aprendiz
de Diseñador Gráfico en la imprenta, adquirió la costumbre de salir
desde temprano los domingos a caminar por la playa . . . durante estos
paseos fue que encontró sus dos primeras puntas de flecha completas de
un tamaño aproximado a 4 pulgadas de largo en perfecto estado, siendo
que él no conocía este tipo de herramientas, únicamente en el museo y en
los libros, dichas puntas se las mostro a una de las personas
encargadas del internado que en unos de sus viajes a Italia las llevo
quedando estas en las manos de una persona que trabajaba en uno de los
museos de aquel país, de las cuales no volvió a saber de ellas, a cambio
esta persona a su regreso le obsequio un cuchillo tallado de marfil que
trajo de áfrica, a partir de ese entonces nació en el la costumbre de
cada vez que salía a caminar… buscar y coleccionar piezas líticas,
encontrando casi en su totalidad piezas fraccionadas o quebradas y
esporádicamente piezas completas, su perseverancia le llevo a juntar más
de 40 piezas completas en perfecto estado las cuales dono en el 2012 al
Museo de Antropología e Historia de Baja California Sur para su
exposición junto con un molar de camello prehistórico que encontró
frente al antiguo hotel Gran Baja.
Reconocemos la constante labor de este artesano que nos ofrece una interesante visión de la cultura de los antiguos californios, esperando que hayan disfrutado de esta muestra del talento y creativad de este Sudcaliforniano por adopción.
Hoy sus piezas están a la venta en:
La Casa del Artesano Sudcaliforniano
Parque Cuauhtémoc Bravo y Mutualismo Frente al Malecón
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR, MEXICO
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