COSTUMBRES FUNERARIAS EN LAS COSTAS DE BAJA CALIFORNIA
Para
la humanidad la muerte fue y sigue siendo incomprensible en su
totalidad, y a esto le debemos agregar que en todas las culturas del
mundo y desde la existencia del hombre hallamos concepciones sobre la
muerte, algunas similares y otras completamente incompatibles, creando
una inmensa pluralidad de creencias. Dentro de tantas creencias están
los cultos a los dioses de la muerte, culto a los antepasados, cultos a
las fuerzas sobrenaturales y el culto a los difuntos.
Independientemente
del camino, interpretación o prioridad que se le pudo dar a la
relación: hombre – muerte, lo importante es - lo que la tierra nos
devuelve – todos los pueblos que algún día existieron, a lo largo de su
historia, nos han dejado todo tipo de evidencias (cenizas de los
antepasados, entierros, figuras, ofrendas, mitos, poesías…) que nos
hablan de las costumbres funerarias y la necesidad de trascender al más
allá, provocando y retando nuestra obligación y propia necesidad de
entender la muerte.
Entre los vestigios arqueológicos más
antiguos donde se refleja la relación vida – muerte o cierta
preocupación en la elaboración y deposición de los cuerpos en su última
morada o tumba, están los entierros neandertales de Chapelle – aux –
Saints (Francia) del Pleistoceno Superior de hace 35 000 años, mostrando
una dedicación por los cuerpos de las personas que fallecían y las
ofrendas de animales y objetos que acompañaban al difunto.
Son
muchos los aspectos importantes que se pueden rescatar de los entierros
que nos ayudan a comprender un poco sobre la vida y pensamiento de las
sociedades que transitaron por estas tierras a través del tiempo. Las
ofrendas mortuorias y la preparación del contexto en específico (tumbas)
son clave porqué denotan el grado de importancia de estas ceremonias
dentro del grupo cultural al que pertenecen estos vestigios
arqueológicos. De alguna forma, esto esta condicionado por el modo de
vida y tecnología de cada grupo en particular, pero es fundamental ver
que en todas la culturas existe un respeto y creencia sobre otra vida
después de la muerte expresado de diferentes formas.
Para
estudiar estas evidencias recurrimos a los datos que nos proporcionan la
arqueología, la antropología física y la etnohistoria. Ahora, para la
etapa más antigua del hombre cazador – recolector, no se cuenta con
tanta información pero pretendo, basado en el material arqueológico
encontrado en diferentes entierros en Baja California, discernir algunas
costumbres funerarias practicadas por estos grupos. Información que me
llevará a plantear algunas ideas sobre su cosmovisión de la muerte en
estos antiguos grupos.
Antecedentes
Para
Baja California tenemos conocimiento que existen dos costumbres
funerarias mencionadas primeramente por Fray Luís Sales en 1794, donde
dice que los grupos que habitaron estas tierras en la época de contacto
practicaban la costumbre de cremar a sus muertos y que en algunas
ocasiones los enterraban. Incluso Sales menciona otro dato importante
que es la orientación en la que eran depositados los cuerpos; en este
caso mirando hacía el norte (dando un valor espiritual a este fenómeno
como vínculo de interacción con la gran casa del Norte, lugar de donde
provinieron los ancestros de estos grupos).
En 1887 Edward Palmer
descubre en Bahía de los Ángeles un entierro múltiple en una cueva, la
cual tenía rocas cubriendo la entrada. Se encontraron siete individuos
de los cuales tres son mujeres y cuatro hombres, estos se encontraban
extendidos sobre petates acompañados de diversas ofrendas entre las que
destacan: 3 redes para el pelo, 2 pipas, varios ornamentos de concha,
herramientas de madera, punzones, fragmentos de una capa de pelos y
conchas de abulón.
Para comienzos del 1960 son varios los
investigadores que empiezan a trabajar un horizonte cultural llamado La
Jolla, muy característico de este son los desechos de concha y los
entierros flexionados. Estos son James R. Moriarty, George Shumway, C.
N. Warren (1959), Carl L. Hubbs (1961), Malcolm J. Rogers (1966) y Emma
L. Davis (1976). En los años 60 Malcolm Rogers propone una división
cultural para estas tierras con base en ciertas características
distintivas que él las menciona como la cultura La Jollana, donde un
rasgo muy típico de esta cultura son los entierros flexionados que en su
mayoría están cubiertos con rocas o en su defecto con objetos
fabricados de estas (como es el caso de los metates y manos de
molienda).
En 1957 Carl Hubbs reporta un entierro flexionado de
este tipo hallado en Punta Minitas donde un metate y una mano eran parte
de las rocas que cubrían el cuerpo, en este caso, resulto ser una mujer
de 35 a 55 años de edad con una orientación este – oeste y fechada en
el 2050 a.C.
Para 1977 María Teresa Uriarte realiza una
investigación sobre las costumbres funerarias de los grupos de Baja
California y propone que todos practicaban la cremación humana de sus
muertos junto con algunas pertenencias importantes consideradas como
ofrendas, como es el caso de puntas de proyectil, ornamentos de hueso o
concha, herramientas, lascas e incluso pieles de animales, etc. Luego
estas cenizas eran depositadas en vasijas ya sea para enterrarlas o
esconderla en covachas o en ciertos lugares sagrados o secretos.
Magdalena
R. Sánchez, en 1994, descubre un entierro en el sitio Bajamar que se
encontraba flexionado y cubierto con rocas, mejor conocido como la mujer
de Jatay fechada en el 1450 d.C.
Eric Ritter en 1994 registra
varios entierros, sobre unas colinas en Bahía de los Ángeles, los
cuales estaban cubiertos con piedras y también restos de cremación,
atribuyendo estos vestigios a la Cultura Cochimi de la Prehistoria
Tardía del periodo Comondú.
En febrero del 2003, Matthew D.
Lauriers reporta unos vestigios de cremación en la Isla de Cedros,
encontrándose parte del esqueleto cremado extendido decúbito ventral y
con unos objetos asociados como ofrendas, una lasca de obsidiana y
fragmentos de hueso trabajado (como posibles punzones, prendedores,
etc.) fechado entre 1300 y 1440 d.C.
Durante las excavaciones que
estuvimos realizando en el proyecto Costa Azul Lote 20 en el 2005, el
arqueólogo Luís R. Delgado descubre un entierro múltiple con las mismas
características antes mencionadas: flexionados y cubiertos con rocas.
En unas excavaciones que realicé a comienzos del 2006, encontré una
cremación humana y un entierro en el sitio Buena Vista. Este consistía
en un infante cubierto con metates y acompañado con restos del primer
cánido encontrado como ofrenda mortuoria en Baja California.
Volviendo
a nuestra referencia del grupo La Jollanos, el patrón de enterramiento
de este complejo cultural se ve reflejado en dos aspectos principales:
el primero en la posición de los cuerpos flexionados (existiendo una
variante entre los medios flexionados y los flexionados); y el segundo
que estén cubiertos con rocas (Davis, 1976). Para las costas de Baja
California ya existen bastantes evidencias de este complejo cultural,
existiendo una continua ocupación de los sitios concheros a través del
tiempo y reflejando sus características esenciales de cada grupo que
transitó por estas latitudes. Como podemos observar en los entierros del
sitio Costa Azul – Lote 20, Punta Minitas, Bajamar y Buena Vista.
Descripción de entierros
LOTE 20:El
entierro del Lote 20: es un entierro primario múltiple de cinco
individuos medio flexionados en decúbito lateral derecho, con una
orientación este – oeste. Delimitando el espacio del entierro se
encontraban unas rocas grandes en forma circular, y debajo de estas se
preparó el terreno con una cama de rocas más pequeñas para servir como
fondo sobre el cual fueron puestos los cuerpos. Se trata de dos mujeres
y dos hombres siendo, en este caso, las mujeres que se encuentran en
los extremos. Los individuos fueron depositados en forma escalonada y
con sus respectivas ofrendas cada uno, como marcando la jerarquización o
definiendo su actividad de cada uno dentro de la comunidad.
•
El individuo 1 representado por una mujer de entre 33 y 45 años (edad
biológica de 45 años al fallecer) tenía diferentes ofrendas: una lasca
tipo raedera plana colocada en frente la boca, una lasca de Ópalo
(Hidratado) de color blanco en la cadera y unos abulones sobre el fémur
izquierdo y alrededor de sus pies.
• El Individuo 2, un hombre de
entre 40 y 44 años que tenía un abulon y un fragmento de mandíbula de
pez vieja como ofrendas cercanas a la cabeza y otro abulón cercano a
sus pies.
• El Individuo 3, un hombre que oscilaba entre los 23 y 35
años (edad biológica de 39 años) tiene una punta de lanza tipo Elko de
ryolita a un costado de su cabeza depositada como ofrenda y un percutor
de cuarcita en sus pies.
• El individuo 4, una mujer de entre 33 y 45
años (edad biológica de 39 años al morir) con manos de molienda
depositadas como ofrenda de diferentes tipos, una esta detrás de su
cabeza y las otras cercanas a su cadera o cóxis.
• Un quinto
individuo representado por los restos óseos de la mano y pie izquierdos,
de un adolescente de entre los 12 a 21 años (edad biológica aproximada
de 12 o 13 años al morir el infante). Datos obtenidos del análisis
osteológico realizado por el antropólogo físico Humberto Baeza en el
2005.
• Este entierro en particular tiene una roca grande sobre el
primer individuo, varias medianas y pequeñas cubriendo a todo el
entierro, compartiendo las dos características del complejo cultural La
Jollano. Considerando este entierro como parte de la tradición antigua,
obteniéndose un fechamiento de 1000 a.C. para este entierro.
Foto 1, entierro del Lote 20.
BUENA VISTA•
El entierro de Buena Vista es un entierro primario de un infante de 7 a
9 años de edad, flexionado decúbito lateral derecho con una orientación
este – oeste.
• Delimitando el espacio estaban tres rocas en forma
triangular, una grande y dos medianas (una de estas sirviendo para
apoyar el pie derecho del infante).
• La parte superior del
individuo, lo que concierne las vértebras cervicales, algunas dorsales y
las extremidades superiores se hallaban removidas y un poco dispersas,
encontrándose las costillas y algunas vértebras sobre las extremidades
inferiores y los huesos del brazo detrás de los pies, manifestando esto,
solamente la forma en que fueron removidos los huesos del entierro. No
se encontró el cráneo del infante.
• El entierro tenía diversas
ofrendas, como los restos de un perro grande y robusto de 80 cm. de
longitud de la cabeza al tronco (Valadez, 2006), un fragmento de
mandíbula de pez vieja, un hueso de ave (del tipo de las garzas) debajo
la rodilla derecha, un abulon sobre su pie izquierdo, una concha de
quitón y un canto pulido cercano al pecho y otro atrás del pie
izquierdo, formando - todo esto - el ajuar mortuorio.
• Con un fechamiento de 900 d.C.
Foto 2, entierro de Rosarito.
•
También se registró en este sitio vestigios de cremación, obteniendo
algunos fragmentos de huesos calcinados y concha del tipo Megathura
crenulata, la cual está asociada, como ofrenda, dentro la actividad
cultural de cremación. Cabe mencionar que esta especie de concha no es
parte de la base alimenticia de los grupos que habitaron estas costas,
siendo recolectadas para usos específicos como ornamentales y
ceremoniales.
• Se obtuvo un fechamiento de 910 d.C. del carbón
recuperado bajo los huesos de la cremación siendo un dato muy importante
porque marca el tiempo en que ingresa esta tradición cultural a estas
costas.
Como pudimos observar los dos entierros comparten las
mismas costumbres funerarias (cremación y entierros con piedras). Esta
información me permite tener la base para intentar establecer las
primeras definiciones sobre las tradiciones culturales que empiezan a
relucir en las evidencias de estos entierros que nos están otorgando. Mi
propuesta es que hay tres tradiciones culturales que comparten
características:
La tradición cultural ambientalista estaría
representada por él grupo cultural del lote 20 ya que los materiales
arqueológicos están más asociado a un complejo económico (descripción de
entierro), mientras que el material encontrado en Buena Vista contiene
aspectos ceremoniales, por lo tanto, está relacionado con la tradición
cultural religiosa. Los dos entierros poseen ofrendas similares que
comparten ambos sitios (descripción de entierro) material que está
relacionado directamente con el ambiente marino que los subyace. Sin
embargo, la predilección o selección de las ofrendas marca la
diferencia, ya sea la carga religiosa o ambientalista que existe atrás
de toda esta configuración del espacio cosmogónico que cada grupo tiene
con las distintas dimensiones relacionadas con la muerte. La tradición
cultural de cambio está también representada por el sitio Buena Vista,
por la presencia de la cremación.
Debido al sentido que tomó cada
tradición cultural y con base en los materiales arqueológicos
descubiertos asociados a estos, se propone una división en tres
distintas tradiciones para poder comprender y dar sentido a estas
manifestaciones culturales.
La Tradición Cultural Ambientalista
esta de alguna forma más relacionado con el medio ambiente y las
actividades que se realizan en él para transformar los productos en
alimentos, esto tiene una asociación directa con los aspectos económicos
del modo de vida de los grupo cazadores recolectores y pescadores de la
prehistoria; como lo es la recolección de moluscos y semillas, la caza,
la pesca y la elaboración de artefactos (lítica, hueso, concha, etc.)
Y
estaría reflejado en el entierro del Lote 20 en donde la mayoría de las
ofrendas nos remiten a una actividad específica, dicho de otra forma,
las ofrendas estarían jerarquizando a los individuos dentro del núcleo
comunitario.
Así podemos inferir que él individuo 3 podría ser un
cazador (punta de proyectil), mientras el individuo 2 sería un pescador
(hueso de pez), el individuo 1 relacionado con restos de alimento y con
herramientas utilizadas en la preparación de estos y el individuo 4
estaría relacionado con la molienda de semillas. El ópalo blanco
estaría demostrando la apropiación de esta roca apreciada por los grupos
de esta zona y relacionado quizás con la división de los cuatro
territorios del universo de acuerdo con la mitología Kiliwa y estaría
afín con los puntos cardinales como menciona Jesús Ochoa en su libro
“Los Kiliwa”, donde los grupos del este eran representados por el color
blanco.
La Tradición Cultural Religiosa conserva algunos
aspectos similares con la ambientalista, en el sentido de querer
reflejar en las ofrendas el medio que rodeaba al muerto pero con un
sentido más religioso y complejo a la vez. Esto esta reflejado en el
entierro del sitio Buen Vista donde se encontró dos especies de conchas
(quitón y abulón), un hueso de ave (garza) de ambiente acuático y un
hueso de pez vieja, abundante en las costas del Pacífico. El ambiente
acuático se mezcla con un ambiente más terrestre con la presencia de
huesos de un perro, y posiblemente, aumentando el poder del entierro con
las piedras mágicas (cantos pequeño bien pulidos) sirviendo estas como
amuletos.
Sabemos que la asociación perro – hombre trae
una connotación cosmogónica desde tiempos memorables, esta interacción
con el entierro nos lleva a pensar en otras alternativas asociada a
eventos ceremoniales importantes trayendo, como decíamos antes, un
sentido religioso. También el hecho de que estuviera cubierto con
diferentes metates fragmentados boca abajo nos habla de una ceremonia
importante realizada al enterrarlo, mostrando la importancia del infante
dentro del grupo cultural.
El entierro estaba cubierto con
metates fragmentados, posiblemente producto de un procedimiento
ceremonial muy practicado por los grupos californianos, la ceremonia
conocida como Killing (Williams, 2004). Que con motivo de invocar el
espíritu del objeto lo fracturan intencionalmente, en este caso el
metate para que acompañe al difunto en su otra vida o apacigüe los
espíritus del más allá.
La Tradición Cultural de Cambio se la
considera a la cremación humana hallada en el sitio Buena Vista. Esta
tradición tuvo que pasar un proceso de asimilación muy largo que cambió
las costumbres funerarias de ciertos grupos y perduró por mucho tiempo
en la región. Una posible explicación a este cambio pudiera estar
plasmado en sus mitos, relatos, cuentos, cantos, etc., que han ido
pasando a través del tiempo en su leguaje oral. La información se
encuentra codificado dentro la estructura de creencias de cada grupo,
como es el este caso del relato Pai Pai sobre la astucia del coyote
donde a mi parecer esta reflejando ciertas inquietudes que motivaron al
grupo a un cambio ideológico en la concepción funeraria de entierros y
encontrando la justificación de este evento en la naturaleza, “es muy
listo el coyote, dicen que su gran astucia se debe que hace mucho tiempo
devoraba corazones humanos, si los que cuidaban al muerto que estaba
quemándose, tenían un descuido, el coyote les robaba el corazón y se lo
comía. Esto sucedía a menudo” (Benito Peralta, 1994).
Propongo
dos aspectos importantes que considero motivaron a estos grupos al
cambio en la concepción funeraria por estas tierras: el primero
relacionado con todos los intercambios culturales que se dieron entre
los diferentes grupos que interactuaban dentro de un mismo complejo ó
horizonte cultural que influenciaron en el cambio (en este caso los
grupos yumanos). Y el segundo aspecto relacionado directamente con la
alteración de los restos óseos producido por la fauna carroñera o
depredadora de la zona (coyotes, zorro, zopilotes, etc.), incluso por
animales muy pequeños como los roedores, mapaches, etc. Perturbando el
espacio sagrado donde fueron depositados sus muertos.
Expresando en
estas pequeñas líneas del relato un acontecimiento quizás real para
estos grupos y que pervive en la memoria colectiva de sus creencias y
costumbres.
Algo muy importante de considerar es la carga
Simbólica que le atribuyen los individuos a los objetos que eligen como
sagrados, ya sea por atribuciones directas con la pieza o que se trate
de una representación importante de su cosmos personificada en el
objeto. Con esto nos referimos especialmente a tres ofrendas mortuorias
presentes en los entierros:
• El perro como un animal
importante en la vida de los grupos humanos en diferentes niveles de
concepción: como animales protectores, compañeros de casería, incluso
llegan a formar parte de la cosmovisión y su asociación con restos
humanos tiene una trascendencia ritual – religiosa.
Foto 3, restos del cánido.
•
El pez vieja, siendo este un recurso importante para los grupos que
habitaron estas costas y hallándose vestigios de esta especie en la
mayoría de los concheros del Pacífico investigados. Muestra de su
interrelación de este animal con los grupos costeros y aparte de ser
clave dentro la base alimenticia de estos pasa a formar parte de la
cosmovisión que acompaña a los muertos en su largo viaje. Algo
peculiar de este pez es que representa los colores asociados a la muerte
plasmados en su cuerpo, la combinación del rojo y negro. Esta
interpretación esta plasmada en las creencias Kiliwa, “El color, llamado
tintura por los Kiliwa, igualmente servía para identificar sitios
naturales o residencias familiares. También algunos colores asociados
tenían significado especial, como el rojo con negro la muerte, o el
amarillo con blanco la creatividad de la naturaleza”. (Ochoa, 1992)
Encontrándose hasta el momento en dos entierros asociados a los muertos
(Lote 20 y Buena Vista).
Foto 4, pez vieja.
•
La interpretación de los Kiliwa del color amarillo y blanco, que se
refiere a la creatividad de la naturaleza, coincide con los colores del
ópalo encontrado en el Lote 20. Esta ofrenda puede significar la
representación de la fertilidad ya que fue encontrado en la cadera del
individuo 1, quién era una mujer.
Conclusión
A
manera de conclusión podemos afirmar que en Baja California se
realizaban dos costumbres funerarias, de las cuales derivaron tres
tradiciones culturales observadas en los asentamientos costeros.
Se
pueden apreciar los diferentes momentos evolutivos de las Costumbres
Funerarias en las Costas de Baja California, y se encuentran en los dos
niveles de entierros, uno sobre la capa III más antiguo y el segundo
sobre la capa II, apareciendo la cremación por arriba del segundo nivel
de entierros. Este fenómeno cultural también se puede apreciar en el
sitio de Sheldon Reservoir, Pasadera California.
Bibliografía
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BAJA CALIFORNIA,
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Sucedió hace varios siglos cuando llegaron los españoles al estado de Baja California sur la historia tiene una belleza romántica pero a la vez trágica por como terminaron las cosas. Se trata de un triangulo amoroso, dicen que antes que llegaran los españoles en ese lugar Vivian grupo de indígenas que vagaban libres y vivian de la recoleccion de frutos silvestres, mariscos y pescados el jefe tenia una hija, la hija estaba comprometida con un miembro de su tribu para casarse, en una de sus caminatas dice la leyenda que vio que cuando llego un barco a la playa que actualmente se llama coromuel y eso era nuevo, ella fue la primera que los descubrió y se oculto para verlos parecía ser un barco que venia huyendo de sus enemigos y por temor a los nativos ninguno se bajaba, hasta que uno de ellos se aventuro a bajar y sucedió el encuentro con la hija del jefe, terminaron enamorándose, un día su prometido fue a buscarla y los vio como una pareja de enamorados. la parte trágica de la historia cuenta que pelearon y cayeron por un cerró alto perdiendo la vida los dos, ella no sabiendo que hacer… si regresar o no con la tribu porque los dos hombres que le importaban ya no vivían y decidió suicidarse lanzandose del cerro, cayeron al mar los tres, dicen que el mar quiso formar tres calaveras, la calavera mayor es ella y esta con otras dos que es su amante y su prometido. Eso es lo que actualmente se ve ahí en ese lugar.
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LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
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ARTESANIAS LITICAS DE SUDCALIFORNIA
ARTESANO CASIMIRO GARDEA OROZCO
La cultura de los
pueblos que habitaron la península siempre ha causado un gran interés
para los antropólogos y arqueólogos, también ha despertado el interés de
la sociedad que busca conocer y comprender el cómo vivían y concebían
su espacio geográfico.
Gracias a los escritos de los misioneros
Jesuitas y Dominicos principalmente, nos ha llegado información acerca
de su modo de vestir, alimentación y algunas de sus costumbres, aunque
hay que señalar siempre con el sesgo característico de una cultura
totalmente diferente. Fue en los últimos dos siglos (1800-2000)
principalmente, cuando los investigaciones y reflexiones acerca de las
culturas indígenas que habitaron la península dieron como resultado un
mayor interés de la población por conocer y comprender de una manera más
objetiva, estas culturas que lograron con el paso de los siglos
adaptarse a un medio hostil.
Esta fascinación despertada ante el
hallazgo de algunas puntas de flecha en 1977 en sus paseos por las
cercanías de la ciudad de La Paz, especialmente durante sus caminatas
por la playa El Conchalito, hace ya más de 35 años motivo en Casimiro
Gardea Orozco, nacido en la Cd. de Chihuahua, Chih. Y avecindado en esta
ciudad desde 1975, siendo sobreviviente del Ciclón Liza en 1976, por
esta causa estando el internado en La ciudad de Los Niños y Niñas de La
Paz y siendo aprendiz de Diseñador Gráfico en la imprenta, adquirió la
costumbre de salir desde temprano los domingos a caminar por la playa . .
. durante estos paseos fue que encontró sus dos primeras puntas de
flecha completas de un tamaño aproximado a 4 pulgadas de largo en
perfecto estado, siendo que él no conocía este tipo de herramientas,
únicamente en el museo y en los libros, dichas puntas se las mostro a
una de las personas encargadas del internado que en unos de sus viajes a
Italia las llevo quedando estas en las manos de una persona que
trabajaba en uno de los museos de aquel país, de las cuales no volvió a
saber de ellas, a cambio esta persona a su regreso le obsequio un
cuchillo tallado de marfil que trajo de áfrica, a partir de ese entonces
nació en el la costumbre de cada vez que salía a caminar… buscar y
coleccionar piezas líticas, encontrando casi en su totalidad piezas
fraccionadas o quebradas y esporádicamente piezas completas, su
perseverancia le llevo a juntar más de 40 piezas completas en perfecto
estado las cuales dono en el 2012 al Museo de Antropología e Historia de
Baja California Sur para su exposición junto con un molar de camello
prehistórico que encontró frente al antiguo hotel Gran Baja.
Su labor creativa no concluyo con la
entrega de esta colección, sino que al darse cuenta de que la mayoría de
las puntas de lanza y flecha que se encontraba estaban partidas o
quebradas tal vez por el uso que se les dio al ser arrojadas contra sus
presas o a la hora de estar haciendo su percutido se le quebró al autor
original de las mismas y en base a artículos publicados en libros por
investigadores decidió realizar con la técnica de percutido algunas
puntas de flecha que después de muchos intentos logro sus primeras
replicas (por mencionarlas así pero en su caso son originales, por lo
regular ninguna pieza es igual a la otra) durante varios años estuvo
guardando estas piezas, no quedando satisfecho con esto empezó a
fabricar también hachas, después le nació la inquietud de hacerlas de
una manera más completa y comenzó a confeccionar arcos con sus flechas
haciendo los amarres con cordel de pesca, pero esto tampoco le
satisfacía y comenzó a investigar el tipo de amarres que los indios
californios usaban, leyendo el algún libro que ellos hacían lasillos
machando las raíz del cardón, choya, ocotillos y magueyes silvestres,
tratando de simular esta técnica intento buscar la manera de hacer algo
similar a los hallazgos en las excavaciones, incluso uso hoja de palma
pero no le parecía bien, hasta que en una charla en internet con un
coleccionista argentino este le dijo que en algunas culturas utilizaban
la fibra de la hoja del plátano para vendar las heridas y en algunos
caso los hilos de las hojas para hacer suturas craneales, que lo
intentara de esta manera, así lo hizo logrando lasillos muy parecidos a
los utilizados por los antiguos californios, confirmándolo después
cuando se le permitió la entrada al laboratorio del Museo de
Antropología e Historia de Baja California Sur para observar los
lasillos que ahí conservaban de un faldellín pericué hecho con
nudillos de carrizo de más de 700 años de antigüedad en cual se le
solicito les elaborara con esta técnica para colocar en un maniquí de
una mujer pericué junto con un pectoral de concha de madreperla para su compañero.
Ya logrado este paso comenzó confeccionar
arcos completos con su flechas haciendo sus amarres con esta fibra de
plátano poniendo mango a las hachas haciendo los amarres con esta fibra,
logrando de esta manera piezas que envidiaría cualquier coleccionista
de armas antiguas y así consiguió hacer su primera pequeña exposición
durante el mes de mayo al mes de agosto de 2013 en Centro de Artes
Tradiciones y Culturas Populares de Baja California sur.
Casimiro Gardea Orozco presento esta serie
de objetos con la finalidad de que las personas obtengan una imagen de
cómo eran utilizados y la importancia que tenían para las culturas de
los indígenas californios dedicados principalmente a la caza y
recolección de frutos y semillas. Además esta piezas son concebidas por
el autor como una artesanía diferente tal vez, pero no menos
importante al ser hechos con enorme destreza y habilidad..
Reconocemos la constante labor de este
artesano que nos ofrece una interesante visión de la cultura de los
antiguos californios, esperando que hayan disfrutado de esta muestra del
talento y creativad de este Sudcaliforniano por adopción.
EXPOSICION ARTE LITICO
DE SUDCALIFORNIA
CENTRO DE ARTES POPULARES
DE BAJA CALIFORNIA SUR
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
REPLICA DE FALDILLIN PERICUE
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
HACHAS, ARPONES, PUNTAS DE FLECHA,
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
CUCHILLOS, ACCESORIOS, ETC.
CASIMIRO GARDEA OROZCO
EN LAS OFICINAS DE CANAL 8
PARA UNA ENTREVISTA
EN EL PROGRAMA CON SENTIDO
EN LAS OFICINAS DE CANAL 8
PARA UNA ENTREVISTA
EN EL PROGRAMA CON SENTIDO
Hoy sus piezas están a la venta en:
La Casa del Artesano Sudcaliforniano
Parque Cuauhtémoc Bravo y Mutualismo Frente al Malecón
La Casa del Artesano Sudcaliforniano
Parque Cuauhtémoc Bravo y Mutualismo Frente al Malecón
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR
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